Hablar del comercio interrnacional de estupefacientes en el mundo resulta un tema complejo que tiende a ser abordados mediante simplificaciones y estereotipos creados por las industrias del entretenimiento así como por medios de comunicación.
Y precisamente respecto al entretenimiento suceden propuestas que salen de las narrativas simplistas y en las cuales particularmente los latinos o específicamente los mexicanos son el enemigo constante. Esto se refuerza cada periodo electoral en los EEUU cuando los candidatos republicanos se aprovechan de este relato para realizar propuestas altisonantes llenas de xenofobia e intolerancia.
Es aquí donde entra OZARK, una serie disponible en Netflix de 4 temporadas y 44 episodios que trata de un financiero que lava dinero para un cartel mexicano en Chicago y quien después de una falla resulta con una deuda millonaria que debe pagar. Para esto, se traslada con su familia a la región de Ozarks, un lugar que un personaje de la serie describe como "the red neck's riviera".
¿Qué veremos en Ozark?
Una región de Estados Unidos mayormente blanca, en donde no existe la diversidad de cuotas que otras series.
La participación de los estadounidenses de clase media en el lavado de dinero, relacionamiento con los carteles y fomento del mercado de las drogas.
Un acercamiento a la degradación de los valores morales que justifican la criminalidad.
Personajes que se antojan reales, con muchos matices y conflictos que evidencian los giros de principios.
La corrupcion en las altas esferas politicas e institucionales: en el FBI, entre senadores y congresistas, en Washington, en esas prestigiadas universidades, y por supuesto, en las oficinas policiales locales.
La generación de narcotraficantes que habla inglés y que estudió en las prestigiosas universidades estadounidenses.
Definitivamente OZARK es una de las series que más me he disfrutado y la recomiendo ampliamente.