¿Habrá algún mexicano que no haya intentado imaginar lo que era el mundo de los Aztecas o los Mayas? ¿Habrá algún extranjero que haya querido entender más?
Hasta hace unos años, poder imaginar eso requería una tremenda capacidad de imaginación visual, no virtud de todos nosotros. Es decir, darle tamaño, medir cada paso, visualizar colores, contrastar las montañas del valle, borrarse de la mente los edificios actuales, imaginarse pisando el agua del lago o percibir las canoas a nuestro alrededor.
Desde hace algunos años la tecnología nos ha permitido mirar con más realismo gracias a las reconstrucciones digitales.
Pero lo que han hecho el holandés Thomas Kole con la recreación en 3D de Tenochtitlán y el mexicano Rodrigo Ortega al aportar fotografías actuales de la CDMX es impresionante. Podemos ver qué forma tenían sus calles, cuál era el paisaje en ese entonces y dónde, sobrepuesto con fotografías aéreas actuales, estaba cada cosa y dimensionar la mancha urbana de entonces.
No sólo es fabuloso conocer algo que para los habitantes de la CDMX siempre ha estado presente, sino crear nuevos referentes visuales para la memoria colectiva que sin duda han de aportar en la revaloración tan necesaria del México prehispánico así como en la siempre potente identidad mexicana.
Al final de este post encontrarás el link para conocer el proyecto de Thomas Kole y Rodrigo Ortega. En este video tienes también una primera aproximación a las imágenes, pero por nada del mundo te pierdas lo que te ofrece el sitio web.
Antes de este conocer este asombroso proyecto, hubo otras cosas que me maravillaron y dieron forma a mi imaginario personal sobre lo que fue Tenochtitlán.
Recuerdo mi primera visita al Museo de Sitio del Centro Cultural de España en la CDMX que exponían renders de lo que fueron los Calmécac.
Recuerdo después la serie Hernán, de 2019, con 8 episodios en los que se reconstruye también de manera digital la imponente Tenochtitlán.
Referencias: